Julián Grau Santos

Canfranc (Huesca), 1937.

Miembro de la Société Nationale des Beaux Arts.

Julián Grau Santos nace en los Pirineos aragoneses, rodeado de naturaleza y en el seno de una familia de pintores. Su padre, Emilio Grau Sala, y su madre, Ángeles Santos, influyen de manera inevitable en el desarrollo de su sensibilidad artística.

En 1954 se instala en Barcelona para estudiar Filosofía, estudios que abandonará para para dedicarse por completo a las Bellas Artes. Antes de cumplir los dieciocho años ya había ganado certámenes de pintura y el reconocimiento de su obra no tardó en llegar. Maestro del color, Grau Santos es también un gran dibujante, posee el talento para convertir sus óleos en obras livianas como si de un dibujo o gouache se tratase.

Sus estancias en París le acercaron a los pintores impresionistas, Alfred Sisley, Claude Monet y Mary Cassat se convirtieron en sus referentes, como también lo fueron Joaquín Sorolla y los pintores italianos del movimiento Macchiaioli. Al igual que ocurre con sus maestros, la técnica de Grau Santos es suelta y sosegada, recurre habitualmente a colores cálidos y a una luz ligera que envuelven al espectador en una atmósfera donde el tiempo se detiene. 

La naturaleza y el paisaje son una constante en su obra, a veces, surge de forma casual a través una ventana o emerge entre un bodegón, de forma sutil y delicada nos invita a admirarla y a permanecer junto a ella. Julián Grau Santos tiene el don de convertir la cotidianeidad en belleza y misticismo.

Su actividad artística es incesante, expone en España, Estados Unidos, Francia, Japón, etc. En 1985 la Fundación Mapfre le dedica su primera exposición antológica y dos años después le conceden la Medalla de Honor del Premio BMW.